sábado, 1 de diciembre de 2018

DICKENS. CUENTO DE NAVIDAD.

La Navidad, una tradición a la que los puritanos ingleses tildaban de salvaje por su herencia pagana y de mundana por sus vínculos con el catolicismo, se encontraba muy debilitada en la primera mitad del siglo XIX, después de haber sido despreciada y perseguida durante siglos (se llegó a prohibir en 1647) (...) La situación cambió en la década de 1840 con la conjunción de varios factores que la redefinieron y revitalizaron. Toda una generación de mediana edad empezó a mirar con nostalgia su propio pasado rural, añorando una Navidad que identificaban con una alegre festividad hogareña de doce días. Así que se intentó recuperar ese espíritu pero adaptándolo a la Inglaterra moderna, cuyas exigencias laborales eran mucho más estrictas. En este contexto, la imaginación victoriana se aprovechó con entusiasmo de las antiguas tradiciones navideñas (intercambio de regalos, juegos, comidas familiares…), redescubrió los villancicos e impulsó la costumbre de cantarlos en público, y adoptó elementos novedosos como el árbol de Navidad (tradición germana que importó el rey consorte, Alberto, desde su Alemania natal) o la tarjeta de felicitación (creada en 1843, aunque generalizada en la década de 1880). De esta manera fue tomando forma la imagen navideña que reconocemos hoy en día y que se completaría definitivamente con el papel esencial de Charles Dickens.
Es frecuente que a Dickens se lo considere como el padre de la Navidad moderna y, si bien dicha afirmación es exagerada, los historiadores sí reconocen su importancia al respecto. Como señaló Chesterton, «no sé si la idea de las navidades blancas convenció a Scrooge, pero desde luego nos convenció a nosotros». Y eso se debió principalmente al éxito de la novela corta publicada el 19 de diciembre de 1843, A Christmas Carol (Cuento o Canción de Navidad), la célebre historia de redención del uraño Mr. Scrooge tras ser visitado por el fantasma  de su pasado, de su presente y de su futuro.
Dickens (...) se propuso reivindicar la Navidad (...) Para ello la dotó de una mezcla de fantasía, misticismo y superstición típica de las celebraciones rurales y del norte de Inglaterra; alegres veladas en las que toda la familia se reunía al calor del hogar para comer, beber, leer, jugar y cantar. (...)
Dickens fue un escritor social consciente de la realidad que lo rodeaba y que con su escritura trató de denunciar los grandes males de su tiempo. Conocía las condiciones infrahumanas en las que vivían las clases más bajas y sabía que en aquellas fechas se agudizaban. Por eso se propuso despertar la conciencia de la gente con un cuento que llamara la atención sobre su situación y reivindicara lo que él consideraba el espíritu navideño, expresión que hoy en día ha quedado totalmente pervertida por el consumismo más feroz, pero que él vinculaba al bien y la felicidad, a la amabilidad y al amor por el prójimo; un espíritu que había que celebrar en esas fechas pero que debía ser cultivado todo el año. 
En el relato se tratan temas tan actuales como las diferencias sociales entre ricos y pobres, desde la burguesía, pasando por los trabajadores hasta llegar a los niveles denigrantes y miserables. También aparecen reflejadas actitudes como la avaricia, la bondad, el maltrato, el amor, la alegría, la indolencia y la crítica. Probablemente en la actualidad Dickens podría escribir una obra similar.
ESTRUCTURA.
La obra se estructura en tres apartados:
El Prefacio. Narra cómo el protagonista, Scrooge, se muestra como un viejo avaro que no celebra la Navidad.
Los Espíritus. A Scrooge se le van apareciendo distintos espíritus que recorren el tiempo para mostrarle lo que fue y lo que será. Son el primero, el segundo y el último de los tres espíritus, que van de la luminosidad del primero a lo negro y tenebroso del tercero. El del Pasado le recuerda a Scrooge cómo vivía antes de ser avaro y apático con la Navidad. El espíritu del Presente cuenta cómo se celebra la Navidad en su país, su familia y el de la de su empleado Cratchit que es muy feliz. El del Futuro le presenta la tragedia de la ruina de Scrooge, la vista de su tumba y de la desgracia de otros personajes.
La Conclusión. Relata el cambio de Scrooge cuando celebra la Navidad con regocijo y alegría.
EL PROTAGONISTA.
Ebenezer Scrooge es uno de los personajes más representativos de Charles Dickens. Los “fantasmas”, cada uno con su personalidad (o más bien espiritualidad), le revelan aspectos olvidados de su pasado, ignorados de su presente y temidos de su futuro. Scrooge llega a confiar en los dos primeros espíritus, mientras que con el último, el que le revela su destino fatal, hay un choque brusco, necesario para que se produzca el cambio.
Los personajes son arquetipos y antagónicos, lo cual acerca la obra a la parábola y ofrece una visión maniquea de la realidad (no olvidemos que estamos ante un cuento), aunque sin alejarnos en exceso de “la realidad” de los caracteres. Scrooge está en el “bando de los malos” con todo lo peor, mientras que otros personajes se oponen a él como humildes, generosos, compasivos… Claro, que al final se redime y el personaje en el que nunca veríamos un atisbo de bondad pasa a ser el héroe.
La transformación del personaje es posible a través de un examen de su vida. A pesar de que Ebenezer confiesa: “me es muy difícil cambiar, puesto que siempre he sido así”, la visión de futuro desolador le hace dar un vuelco a su vida. 
Este cuento de final feliz y optimista está marcado por una combinación de realismo y elementos de la novela gótica (misterio, terror, lo sobrenatural), junto a la recreación de los sentimientos y el lirismo descriptivo. 
https://papelenblanco.com/un-cuento-de-navidad-de-charles-dickens-72692da7beeb
Película de 1970 que se ajusta a la versión original de Dickens

Introducción, autor, argumento…
PARA LEER:
http://www.biblioteca.org.ar/libros/656167.pdf